Durante el mes de Enero de este año seguí (parcialmente) el Taller de Creación Narrativa y Tecnologías de la Informática dictado por Francisco Bardales, en fin pasaron muchas cosas que me impidieron llevar el taller de forma normal o mejor dicho ser constante y aunque si aprendí mucho pienso que pude haberle sacado más provecho a todo lo que enseñaban. Paco tiene algo (por no decir mucho) de sádico y unas de sus tareas o asignaciones fue escribir sobre el día más triste de nuestras vidas con lo que después, mismo psicoanalista, hacía que lo leyéramos ante todos y luego comenzaba a preguntar y preguntar, buscando atar cabos sueltos que todos tratábamos de no mencionar porque resultaba algo incómodo o doloroso.
Mi primera clase fue una semana después de que habían comenzado y a pesar de que no tenía ni la más mínima idea de lo que hacían, Paco me llamó al frente para narrarles brevemente el día más triste de mi vida, sabiendo que no había realizado la asignación (no tenía idea de ella) y sin darme tiempo para buscar la mejor manera de hacerlo; lo hice y debo reconocer que no me salió muy bien, a pesar de eso, fue muy amable y hasta quizás comprensivo porque no me hizo añicos como a los otros, en realidad me preguntó absolutamente nada y me dejó sentar. Ya en casa, me puse a analizar la situación y caí en cuenta de que tenía que hacerlo bien, pensé y pensé y supe que no mentí pero que al decirlo lo enfoqué de una manera irreal, así que escribí lo que líneas abajo encontraran:
“Escoger un solo día como el más triste es bastante difícil ya que en realidad todos aquellos momentos de debilidad fueron los más crítico mientras se desarrollaban y estoy segura que en el transcurrir de mi vida seguirán existiendo días en los que la depresión gane la batalla, aunque sea solo por un instante, sin embargo, el año pasado acontecieron muchas cosas juntas que ocasionaron una crisis anímica que duró mucho más de un mes. Todo comenzó en el mes de abril cuando recibí la noticia más dura que una mujer puede escuchar después de haber perdido a un ser tan importante en su vida aun sin haber nacido, aceptar que nunca podría darle a mi pareja de forma normal un vástago que pudiera continuar con su apellido y así poder formar la familia feliz que tanto deseaba hizo que mi vida completa comenzara a ir en picada.
Meses después le cayó una gota más de agua al vaso casi lleno al afrontar la difícil separación con mi esposo, difícil en el sentido de que no me lo esperaba ya que aparentemente estábamos felices y contentos, sin problemas mayores como para llegar hasta ese punto. Al regr
esar a vivir a casa de mis padres, una llamada hizo que el vaso se desbordara ya que, como todo hijo, al amar tanto a su padre, me dolió a sobre manera saber que el hombre más importante en mi vida no podría regresar a la ciudad, debido a su avanzada edad era imposible hacerle las intervenciones necesarias para restablecer su salud y solo queda esperar, hasta ahora, que su dolor no sea tan grande hasta que Dios o la vida decidan que su estancia en este mundo ha terminado.
Realmente toqué fondo y debo reconocer que sola no hubiera podido salir de ahí, tuve la necesidad de buscar ayuda profesional y recurrir a medicamentos (recetados por especialistas) para hacer mis días más llevaderos, sumando el apoyo incondicional de dos grandes amigas a las que les debo mucho y de mi familia sobretodo por aquella pequeña angelita (mi sobrina) que aunque no hizo nada concreto estaba a punto a nacer y llenar mi vida de alegría. Volví a sonreír y a amar la vida, a buscar siempre el lado positivo de las cosas, era relativamente feliz pero lo más importante era que deseaba vivir con todas mis fuerzas y compartir esos momentos con los que más quiero.
Pero como la vida no es un cuento de Disney donde todos vivimos felices para siempre ese momento se volvió a ver empañado con la noticia de un posible cáncer que me estaba matando de a pocos con una hemorragia de más de un mes. Nunca le reclamé o increpé algo a Dios hasta ese día, no podía entender como era posible que permitiera que me haya levantado para sufrir aun más, era más fácil dejarme morir con la depresión anterior
que con la corta pero intensa agonía del cáncer más mortal en la mujer. Estaba destrozada por completo y sin saber que hacer busqué el consejo de un amigo y aunque no lo seguí me ayudó a seguir luchando, a no quedarme con una sola opinión.
En realidad no seguí su consejo porque tenía la esperanza de que todo fuera una broma anticipada de Santos Inocentes porque teniendo en cuenta el estado de mi papá, el accidente de mi mamá y los principios de la depresión post-parto de mi hermana no podía darme el lujo de ser tan egoísta como para ser una preocupación más en ellos, así que no le dije a mi familia lo que me pasaba como me aconsejó este amigo y aguante sola esta devastadora noticia.
Como no me rendí, fui a la capital a buscar una segunda opinión y después de varios análisis el susto pasó ya que solo tenía células pre-cancerígenas a las que controlé y evité que avanzaran con una serie de inyecciones y aunque debo estar en constante chequeo me siento tranquila y ahora si estoy realmente feliz porque comprendí que no pudo tratar de culpar a alguien de lo que me pasa. Ahora sé que todas estas experiencias solo fueron para hacerme más fuerte, mostrarme lo valiosa que es la vida y recordarme que tengo que vivir cada instante como si fuera el último, dejar el pasado atrás y el futuro para mañana, solamente vivir hoy.”
“Escoger un solo día como el más triste es bastante difícil ya que en realidad todos aquellos momentos de debilidad fueron los más crítico mientras se desarrollaban y estoy segura que en el transcurrir de mi vida seguirán existiendo días en los que la depresión gane la batalla, aunque sea solo por un instante, sin embargo, el año pasado acontecieron muchas cosas juntas que ocasionaron una crisis anímica que duró mucho más de un mes. Todo comenzó en el mes de abril cuando recibí la noticia más dura que una mujer puede escuchar después de haber perdido a un ser tan importante en su vida aun sin haber nacido, aceptar que nunca podría darle a mi pareja de forma normal un vástago que pudiera continuar con su apellido y así poder formar la familia feliz que tanto deseaba hizo que mi vida completa comenzara a ir en picada.Meses después le cayó una gota más de agua al vaso casi lleno al afrontar la difícil separación con mi esposo, difícil en el sentido de que no me lo esperaba ya que aparentemente estábamos felices y contentos, sin problemas mayores como para llegar hasta ese punto. Al regr
esar a vivir a casa de mis padres, una llamada hizo que el vaso se desbordara ya que, como todo hijo, al amar tanto a su padre, me dolió a sobre manera saber que el hombre más importante en mi vida no podría regresar a la ciudad, debido a su avanzada edad era imposible hacerle las intervenciones necesarias para restablecer su salud y solo queda esperar, hasta ahora, que su dolor no sea tan grande hasta que Dios o la vida decidan que su estancia en este mundo ha terminado.Realmente toqué fondo y debo reconocer que sola no hubiera podido salir de ahí, tuve la necesidad de buscar ayuda profesional y recurrir a medicamentos (recetados por especialistas) para hacer mis días más llevaderos, sumando el apoyo incondicional de dos grandes amigas a las que les debo mucho y de mi familia sobretodo por aquella pequeña angelita (mi sobrina) que aunque no hizo nada concreto estaba a punto a nacer y llenar mi vida de alegría. Volví a sonreír y a amar la vida, a buscar siempre el lado positivo de las cosas, era relativamente feliz pero lo más importante era que deseaba vivir con todas mis fuerzas y compartir esos momentos con los que más quiero.
Pero como la vida no es un cuento de Disney donde todos vivimos felices para siempre ese momento se volvió a ver empañado con la noticia de un posible cáncer que me estaba matando de a pocos con una hemorragia de más de un mes. Nunca le reclamé o increpé algo a Dios hasta ese día, no podía entender como era posible que permitiera que me haya levantado para sufrir aun más, era más fácil dejarme morir con la depresión anterior
que con la corta pero intensa agonía del cáncer más mortal en la mujer. Estaba destrozada por completo y sin saber que hacer busqué el consejo de un amigo y aunque no lo seguí me ayudó a seguir luchando, a no quedarme con una sola opinión.En realidad no seguí su consejo porque tenía la esperanza de que todo fuera una broma anticipada de Santos Inocentes porque teniendo en cuenta el estado de mi papá, el accidente de mi mamá y los principios de la depresión post-parto de mi hermana no podía darme el lujo de ser tan egoísta como para ser una preocupación más en ellos, así que no le dije a mi familia lo que me pasaba como me aconsejó este amigo y aguante sola esta devastadora noticia.
Como no me rendí, fui a la capital a buscar una segunda opinión y después de varios análisis el susto pasó ya que solo tenía células pre-cancerígenas a las que controlé y evité que avanzaran con una serie de inyecciones y aunque debo estar en constante chequeo me siento tranquila y ahora si estoy realmente feliz porque comprendí que no pudo tratar de culpar a alguien de lo que me pasa. Ahora sé que todas estas experiencias solo fueron para hacerme más fuerte, mostrarme lo valiosa que es la vida y recordarme que tengo que vivir cada instante como si fuera el último, dejar el pasado atrás y el futuro para mañana, solamente vivir hoy.”
PD 1: FELIZ CUMPLEAÑOS SILVANA, ya te estás haciendo más vieja jejeje más de cuarto de siglo. Te quiero mucho hermanita aunque por rato me dan ganas de asesinarte (es mi hermana de verdad no solo de cariño).
PD 2: Fuerza Leydi, pronto todo pasará, de más está decir que cuentas conmigo por siempre.
PD 3: CG me debes una, te dije que nunca entraras a mi blog y tu MA no te salvas, nunca debiste hablar de este especie de diario que tengo.......... ya me las cobraré
1 comentario:
Hola... muy interesante leer tu blog... nostalgico... pero interesante... profundo... que tengas unos mejores dias y mucho esfuerzo para ser feliz!!!... a sefuir luchando!!!!
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